A medida que la población mundial sigue aumentando, la seguridad alimentaria se convierte en una preocupación mayor. Esto ejerce una presión significativa sobre los productores agrícolas para que cultiven alimentos de una manera más rápida, segura y sostenible. Ante este desafío, muchos agricultores utilizan pesticidas para proteger los cultivos de las plagas ambientales, como las malas hierbas (herbicidas), insectos (insecticidas) y hongos (fungicidas). Estos agentes químicos y biológicos mejoran el cultivo, sin embargo los residuos tóxicos de plaguicidas pueden permanecer en los cultivos incluso después de la cosecha. Por eso es fundamental analizar cualquier producto alimenticio cultivado con pesticidas para garantizar que sean seguros para el consumo público. El nivel de peligro de un plaguicida depende de dos factores: el nivel del plaguicida toxicidad y la exposición de una persona a ese pesticida. Una sola exposición puede tener efectos agudos, como problemas de visión y motricidad. La exposición crónica a largo plazo puede provocar enfermedades y enfermedades más graves, incluidos trastornos sanguíneos y nerviosos e incluso cáncer.
El análisis de plaguicidas puede requerir un cromatógrafo líquido con un espectrómetro de masas (LC-MS/MS) o un cromatógrafo de gases con un espectrómetro de masas (GC-MS / MS). Estos instrumentos se conocen como espectrómetros de masas de triple cuádrupolo.
El tipo de instrumento dependerá de las características del plaguicida, tales como la polaridad, volatilidad, estabilidad térmica y eficiencia de ionización.
La detección precisa de plaguicidas es fundamental para el éxito de los productores de alimentos y la seguridad de los consumidores. Incluso las tazas de pesticidas pueden tener consecuencias devastadoras. Con tecnología avanzada y capacidades de escaneo ultrarrápidas, los modelos LCMS-8060 y GCMS-TQ8050 de Shimadzu brindan la alta sensibilidad que necesita para generar datos de alta calidad para muestras complejas.